Pasaron dos siglos, en los vestigios de una hacienda invadida por la naturaleza, se descubrió hundido entre los escombros, un manuscrito carcomido por el tiempo que revelaba la elaboración de una bebida llegada del cielo, el mezcal y como su firma refería, perteneció a Santiago de Luzárraga | 1833 | El Noble de Guerrero.